
¿Alguna vez aceptaste algo solo por no decir que no? ¿Cuántas veces sonreíste mientras por dentro explotabas de frustración? En medio de una vida llena de exigencias, favores y compromisos que muchas veces no elegimos, solemos olvidarnos de lo más importante: nosotros mismos.
Lorena Gilabert, coach ontológica profesional, comparte en esta columna una reflexión necesaria sobre los límites, el respeto personal y el valor de aprender a decir «no» con honestidad y firmeza.
Porque cada «sí» que damos sin convicción nos aleja un poco más de quien realmente somos. Y cada «no» bien dicho, nos devuelve un pedazo de libertad.
Basta de complacer a todo el mundo y aprendé a decir que NO
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